jueves, agosto 14

Preparativos: bebé está por llegar

... y eso significa pensar en todos los detalles de lo que necesitará en sus primeras horas de vida en la clínica y luego al llegar a casa.

Desde comprarle un detergente especial y exclusivo para él,


para lavarle su ropita a mano,
acomodársela planchada y por "edad",
arreglarle su espacio en la casa,
tenerle su cobija lista para recibirlo en su cuna
(sobre todo cuando es la cobija que su abuela cosió a mano)

También hay que preparar la maleta para la clínica.

Eso implica desde organizarle a él sus combos de vestuario,
tenerle pañitos varios para limpiarlo,

así como incluir muy arregladita lo que usará mamá,

y acomodarlo todo en una maletita pequeña.

Además en casa hay que tener a mano todo lo que hará falta para su cuidarle el ombliguito y cambiarlo justo cuando regresemos de la clínica.
Mi bebé debe llegar en cuestión de días, horas quizás, no sé.. solo sé que falta muuuy poco. Queremos que sea parto natural así que ando en la casa apresurando el ritmo, revisando una vez más los preparativos, tratando de mantener mi ansiedad bajo control (no es fácil) y enfocándome en tener todo a mano para que al sentir que es EL momento, salgamos rápido y tranquilos a la clínica. Solo sé que estamos en cuenta regresiva para tener a nuestro primer hijo en nuestras manos y eso es una sensación ¡¡indescriptible!!

miércoles, agosto 13

Inesperada sorpresa: cena de aniversario

... por partida doble, atemporal, gourmet, rica.

Nunca me dio señales ni indicativos. En mi mente, nosotros ya habíamos celebrado nuestro 3er aniversario de bodas en la intimidad de la casa, en una cenita familiar que preparamos juntos y acompañamos con un vino súper rico, especialmente apartado y seleccionado para ese día. Pero me equivoqué.


Mi esposo se había quedado con una espinita chiquitita en su interior: nuestro aniversario fue hace ya casi 2 meses pero ese día él estuvo de viaje por trabajo y regresó varios días después. El día D, estuvimos en contacto, hablamos varias veces, puedo decir que
estuvimos juntos en la distancia y todo en órden. Para ambos fue rarro pasarlo distante físicamente pero estábamos claros de que celebraríamos al volver, de la manera más adecuada, en el momento preciso... con esto de la barriga tampoco es que nos íbamos a poner a inventar mucho. Y así ocurrió.

Él regresó y a las pocas noches organizamos nuestra cena muy rica, muy personal. La preparamos juntos, él eligió un meridaje divino con una cava específica (marca tal, de tal
país, método tradicional, hiper fríia... ) que buscó durante el viaje y que a mi me supo a gloria después de varios meses sin probar casi ni una gota de vino, esta cava estaba deliciosa. El día fue positivo para ambos y luego en la noche la cena puso el broche de oro. Esa fue nuestra celebración.

Para mí estuvo genial: estuvimos juntos y el balance ha sido muy bueno. Como pareja estamos en un momento de cambios muy positivos que estamos afrontando juntos de la mejor forma que hemos conseguido, hemos crecido, agradeciendo a Dios toda la ayuda que nos da a diario y todas las bendiciones que durante 2008 no ha cesado de enviarnos... para mí fue un bello aniversario y así se lo dije esa noche. Para él por lo visto algo seguía faltando.

Así que ese viernes empezó su habitual estrés desde temprano.
Que si luego de ir a casa de mi mamá tengo otros planes, que si a que hora regreso, que si esté lista para salir, que un amigo nos invitó, que a las 6 estoy llegando
... y yo,
como lo conozco tanto, al límite del fastidio por la insistente presión, traté de tomarme la tarde con calma pues luego de tantas veces oyendo esta repetición de recordatorios y frases insitentes, una aprende y sé que del apuro solo me queda el cansancio. Sí, anjá...Tranquilo, acá estaré en casa, vestida; anjá; me cuentas luego qué cosa es, sí esperándote. Y a las 6 yo estaba aún en casa de mi mamá sin apuros ni angustias.

A las 6:30 pm yo en casa, él en la vía, seguía con la presión. A las 7 pm yo vestida muy inf
ormal, él frente a la computadora sin arreglarse. A las 7:10 yo molestosa empiezo a recordarle sus propias palabras vestida, lista, salir al llegar, etc. ¿Y qué pasó amigo? ¿cuál es el plan? En cuestión de segundos se bañó, se vistió y se puso bello. Al verlo tan elegante me molesté por su poca presición respecto al lugar, el tipo de invitación, ni el tipo de vestimenta, ahora yo no estaba a la altura.

Extrañamente, sin molestarse, me invitó a ponerme más bonita si eso me hacía
sentir mejor, sin presión de hora ni nada (ESTO OCURRE 1 VEZ CADA MIL AÑOS). Lista, arreglada, bonita, son una sonrisa salí de casa aun sin saber a donde íbamos... hasta llegar a una casa en Chuao donde nos recibieron par de antorchas encendidas, puertas generosas y un salón amplio a media luz.

La sorpresa
Nos recibieron muy atentos. El salón era nuestro; nadie más estaba, solo la anfitriona, el metre, las mesas y nosotros. Todo un lujo.

Allí fue cuando ante mi boca enormemente abierta, imposible de cerrar, me explicó que
Como no tuvimos aniversario y en vista de que pronto no podremos salir así juntos de noche pues esta es tu sorpresa. Yo mantuve la boca abiert
a como por 15 minutos más.

Estábamos en el Instituto Culinario de Caracas donde cada noche de jueves y viernes funciona el restaurante de Sumito Estevez. Este es un lugar muy acogedor, donde solo hay como 12 mesas dispuestas para que no más de 50 personas degusten sus platos en una velada íntima, personal, gastronómicamente suculenta, con atención muy personal y rápida. Me sorprendió. Mi esposito set me up y caí como un corderito, inocente y feliz. Fue súper refrescante volver a salir como adultos a cenar y más aún al restaurante de Sumito, un lugar donde tienes que reservar con antelación superior a los quince días en el mejor de los casos.

Ultimamente mis salidas siempre eran familiares o los encuentros con amigos eran a plana luz del día, almuerzos, brunchs, parrilladas, o con la gente de la oficina rápido y cordial... con Jesús pocas veces tengo este privilegio así romántico y privado.
Al rato llegaron unos comensales más, un grupo de 4 personas por allá, unos viejos amigos más acá... nada d
e niños, nada de algarabía universitaria, nada de música alta ni pantallas de video ni humo ni fumadores ni nada parecido. Un ambiente relajado, adulto, serio sin ser muy formal ni rígido, con buena bossa nova-jazz-soul-electrónica down tempo de fondo... un lugar para comer rico rico, con una buena compañía y un excelente vino. Nuevamente, él hizo un meridaje muy apropiado con la cena.

La carta, 100% para mi (en el sentido de que Sumito solo prepara 2 platos y uno reserva mesa sin saber qué servirá el chef ese día). Mi selección parecía diseñada pensando en mis gustos: Crema de auyama con queso de cabra y almendras con espuma de algo (no recuerdo), seguido por un arroz cremoso con espinaca y centro de queso de cabra derretido, finalizando con un postre de frutas varias en el cual, la mezcla de fresas con mango, lámina de mango y cuadritos de ge
latina de otra fruta sabían exquisitos.


la cremita el arroz el postre

Para él, la selección también fue certera:
terrine de pulpo como entrada seguido de
atún con pimiento de piquillo y salsa de sofrito. Ambos degustamos el mismo aperitivo, un sorbete de zanahoria con aroma de pepino y también el mismo postre.



el sorbete la terrine el atún

Mi esposo nunca se hubiera sentido a satisfecho cenando arroz ni se hubiera complacido con la cremita; así que ambos estuvimos muy agradados con la propu
esta, y luego con los sabores de cada uno de los platos.

Les recomiendo que se acerquen. Vale la pena sin duda alguna. Cuando uno quiere comer rico sin importarle mucho conocer de antemano qué comerá, solo movido por la certeza de que la comida será excelente, se disfrutará en un ambiente muy grato y se compartirá con la companía correcta (pues la lleva uno, junto con su vino o bebida deseada), acercarse al Instituto Culinario de Caracas un jueves o viernes en la noche de 7:30 pm a 9:30 pm es una muy sabia decisión. Dense el regalito y ¡Súper Buen Provecho!