domingo, marzo 2

Sobrellevando los cambios I: la embarazada normal

...Y ahora me ha dado por pensar más cosas locas y extrañas que normalmente, lo que me cansa la cabeza de forma increible.

Esto del embarazo se me ha dado muy bien, en el sentido de que no he tenido malestares físicos considerables -y gracias a Dios-, no he padecido las terribles y comunes nauseas matutinas y en general, me siento bastante chévere. Lo que me pasa es más general, más de mi imagen mía conmigo mismo. Verán:

Hay mujeres que siempre imagina el día de su boda con especial detalle y cuidado. Ocurre así también con las mujeres que se ilusionan solo con la idea de nombrar la posibilidad de un embarazo, desde que se casan guardan la lista de nombres posibles para la futura criatura y se toman para sí cualquier noticia de buena esperanza de sus amigas y relacionadas hasta que les toca su turno. Entonces, su mundo solo gira en torno a la barriga.

Lucen su tripita desde el día cero cuando aún no hay mayores cambios, se registran en listas de babyshower, comienzan a codearse con las amigas que son madres y asumen una postura de infinita grandeza y sabiduría, tan excelsa que todo lo demás desluce ante la maternidad. Ni decir de su aspecto físico, todo, absolutamente todo es pro-bebé, las camisas maternas invaden el guardarropas desde el momento del anuncio, cambian cuando pantalon ceñido por monos deportivos y holgadas prendas que les ayudan a verse más grandes sin importar que el cuerpo siga casi igual. Cualquier peso es contraproducente, cualquier alimento debe ser verificado por 3 doctores antes de ingerirlo, toda esquina puntiaguda de la casa debe ser protegida, la dieta se diseña en función de "comer por 2" sin privarse de nada, antojos, sobre abundancia, en fin, "está embarazada".

Por último, son lo que, en muchas ocasiones, yo llamo como "barrigas sucedidas". Las náuseas se vuelven un tema de interés mundial. La acidez no las desampara y siempre tienen una fruta o galletas con mermelada en su gaveta de la oficina en caso de ataques de hambre. La cintura de pronto requiere el apoyo constante e incondicional de la "mano en la espalda", justo allí, haciendo como un triángulo inclinado hacia atrás aguantándose el final de la espalda, o el hueso de la cadera. Sentarse cambia radicalmente; ahora, hay que extenerse sobre la espalda y dejar en claro que la pacita está expuesta, la mano sobre el vientre es un detalle casi fijo. Para levantarse también se requiere un gesto particular, lentamente, con una mano en la barriga mientras la otra agarra el respaldo oel apoya brazos de la silla con fuerza. Frente a la embarazada que hace este acto, siempre aparece un caballero presto a ayudarla sujetando su brazo, mientras el resto de la concurrencia mira con candor la dulce escena.

¿Eso me pasa a mi?; mejor dicho, eso NO me pasa a mi. Y allí empiezo a creer que ese gen, ese chip de mujer estandar no me lo colocaron o se fundió o lo desactivé con mi curtido pragmatismo autosuficiente. En mi caso, ese es mi conflicto: no siento que esté sintiendo como embarazada habitual y quizá me esté privando de la mejor parte. No me pasa por la cabeza aún el nombre del chamito, no he tenido náuseas y la acidez o los dolores de cabeza, si bien me fastidian (sobre todo las cefaleas que esta semana me han atacado después de cada almuerzo y cena) no cortan mis actividades diarias ni me obligan a poner carita de cervatillo triste mientras todo el mundo en la oficina me pasa la mano por la espalda y me buscan manzanillas o me "cuidan". Nop.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

escribes muy lindo y es un placer haber pasado por tu blog
te dejo un cariño
adios

martis dijo...

Hola divorcios, pasé a tu blog pero no conseguí donde dejarte una notita.
Muchas gracias por el comentario; que lindo que hayas disfrutado el blog.
Por favor no te pierdas, estás invitado a pasar por acá cada vez que lo desees.

Un saludo!