domingo, julio 23

Yo quería un campamento de verdad verdad

Los campamentos vacacionales siempre han sido una atracción para mi. De pequeña asistí anualmente al de la banda marcial del colegio durante siete u ochos años, pero esos no eran los campamentos que buscaba. Yo quería los que permitían hacer cosas divertidas, extremas, deportes y diferentes actividades a las que cualquier niña citadina podría hacer en su entorno; pero a mis padres la idea pareceía no asomárseles ni por error en sus mentes. Así que permanecí en mis campamentos tipo tranquila, aprendiendo una que otra cosa, compartiendo con las amiguitas del colegio, sus padres y a veces, uno que otro invitado.

El tema fue que mi hermanito sí tuvo la fortuna de participar una vez en el Campamento Aponwao. ¡DIOS QUE ENVIDIA!! él sí pudo hacer campismo, levantó carpas de verdad, hizo rapel, aprendió a hacer fogatas, conoció parajes bellísimos en la selva, equitación, canotaje, excusrionismo... todo lo que una niña, inquieta, traviesa y sin duda "poco girly enfaldada" en algunas de sus preferencias a la hora de divertirse deseaba. Miguelito fue el primero en usar botas altas de cuero como esas de los guarda parques. Aprendió tips para excursiones y se la pasó genial. Yo en cambio, viajaba a campamentos "en casas de playa o de campo" de familia, dormíamos en sleeping bags dentro de los cuartos de la vivienda, tomábamos turnos para concinarnos lo que nos proveía la despensa, el refrigerador y nuestras madres, en la cocina eléctrica que nos asignaban y aprendíamos de la naturaleza y supervivencia en las caminatas y rondas de ejercicio mañanero que odié siempre.

Traté de retomar la idea de adolescente, proponiéndole a mis padres que me dejaran participar como instructora de campings, por lo cual debía tomar los cursos previos y asistir a las rondas de entrenamiento.... pero eso tampoco pareció hacerles Tilín. Viendo que esa idea naufragaba y que definitvamente mis padres querían que aprendiera algo en mis vacaciones y estuviera sobre todo bajo control, les propuse que me mandaran a ¡Campamentos de idiomas!. ... y esa idea les animó mucho, de verdad la compraron. Ahora bien, la compraron para mi HERMANO!!! (caramba en mi adolescencia desee muchas veces ser niño, para ser yo quien pudiera ir a esos campamentos mixtos sin que mis padres buscaran excusas rarras que les ayudaran a tapar su estres respecto a los "riesgos" de niños y niñas juntos en la distancia). ¿Qué me gané yo? un maravilloso viaje para aprender idiomas en un instituto, cuidada por mi hermana mayor y durmiendo en la residencia estudiantil. EN FIN!

... La oportunidad fue genial, sin embargo, justo era lo que no me esperaba ese año, ¿por qué? pues ese era mi último año de campamento con la banda marcial y al ser el último, nos hacían una despedida especial y teníamos trato preferencial, es decir, que podría vengarme de algunas cosas fastidiosas y hacer travesuras pero ANJÁ! mis padres cambiaron mis planes al enviarme a una Escuela de Idiomas ese verano. Probelmas de timming digo yo.

Ya de grande siempre me quedé con las ganas de poder asistir a este tipo de actividades y pienso que cuando sea madre -si eso pasa- me encantará enviar a mis chamos para que aprendar a ser más independientes, seguros de sí mismos y a disfrutar de deportes extremos y actividades que en la ciudad seguro no realzaremos. Solo espero que no me agarre una de pasión como mis padres, que finalmente en algún momento me confesaron que realmente no me enviaban a los campamentos reales por temor a que me olvidara de las buenas manera de niña de colegio de monjas, y me volviera más autónoma, cuestionadora, atrevida, libre pensadora e independiente de lo que hubieran deseado, y entonces así, tan yo como solía ser antes de "pulirme diplomáticamente" no hubieran sabido que hacer conmigo, esta incorregible muchacha cuyo gen femenino no era ni mojigato ni delicado ni sutil...sino todo lo contrario.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Martucha, qué broma con lo que te pasó. A mí más bien me mandaron a cuanta actividad fangera se les atravesaba para ver si así salía de la modorra en la que siempre estaba dado mi afán intelectual. Lamentablemente, con los años fui dejando ese "lado verde" de lado... y ahora estoy ansiosa por retomarlo. ¿Qué te parece si buscamos un grupo de excursiones y nos metemos las dos? Podemos averiguar con Miguel Blanco que estaba full metido con grupos de senderismo.

Avísame!!.

Evelyn dijo...

Yo quiero también participar!!
A mi me pasó algo al estilo de Martiña, mis campamentos vacacionales eran en el Ateneo y aunque no me quejo (pues me encantaban) mis padres nunca permitieron (hasta los 18 más o menos) que me fuera muy lejos (a la playa, montaña, paseos, etc.) sin supervición adulta... Tanto así que participé en los scouts hasta que obligaron que acamparamos y cosas similares...
Mientras, mi hermano regresaba al día siguiente de las rumbas y pasaba fines de semana fuera de casa... ¿lo peor? es que él es menor que yo!!!

Anónimo dijo...

martis una pregunta soy de valencia, y quiera visitar el campamento aponwao y me imagino que sabras algo de eso, puedes asesorarme¿? porfa necesito esa informacion... te lo agradeseria de todo corazon... y si tuvieras correo porfa damelo "claro si tienes y no va a ver ningun problema" y disculpa la molestia y el atrevimiento...