miércoles, agosto 16

Chica de mostrador; que no DEMOSTRADORAS.. ¿o sí?

Ayer disfruté mucho el estreno de la película gringa independiente Shopgirl o como se le tituló acá Chica de Mostrador. Maravillosamente inteligente, la película se pasea por la vida de una chica sencilla, tranquila y hasta tímida de Vermonth, que de la noche a la mañana se ubica en el centro de atención de dos hombres muy distintos en edad, forma de vida, época de su vida... pero que en el fondo tienen similitudes casi imperceptibles que logran enamorarla.



¿Qué si la felicidad se viste de chico joven en busca de su empujoncito para despegar, o que si está en el hombre mayor ido y venido por la vida, que busca conexión sin ataduras? ambos en su estilo tiene problemas para relacionarse. Lo que uno ha aprendido en la vida, quizá a fuerza de haber querido y haber perdido vs. el otro que desconoce mucho pero que tiene un basamento ingenuo y humilde, capaz de motivarse a lograr un cambio solo porque la chica es la meta sublime y verdadera, y ella de paso, creyó en él. Es bella.

Sencillamente bella. Esta es otra de esas pelis donde los diálogos se descubren poco a poco. Es otra de esas pelis donde los planos, la historia visual, los cambios del tempo de la narración visual y especialmente los silencios, son tan importantes en la historia, en la definición de la psicología de los personajes y al final, en cómo se desarrolla todo, smooth. La pasé muy bien: me reí, me ilusioné, me pareció adorable el chico joven, bello en su simpleza; y me pareció delicioso el viejo, con su toque classy, decidió y parco de estar/no estar, decir y sobre todo hacer. Yo me enamoré de ambos; me desagradó algo de ambos y al final me encantó su despedida... triste; pero ¿qué más queda: se gana, se pierde, se toma, se deja. Todo según la percepción que uno tenga del mundo, de la realidad, del otro y de cuanto riesgo se desee correr en la vida para lograr algo.

Un toque que me gustó de la película es que los personajes se concentran en un centro comercial, del lado del mostrador: las vendedoras. ¡Que trabajito ladilla puede ser trabajar en una tienda elegante, con pocos compradores! y WOW que abrumador trabajar en una tienda llena de compradores afanosos, que quizá no compren nada, solo prueben y ya. Y es allí donde aparecen las chicas distintas: la seria, sobria en el trabajo elegante vs. la loba, la osada, la resuelta y extremadamente coqueta en el lado del bullicio.
La conversación entre ellas es buena. Una solo quiere saber si lo que le está pasando es "habitual" si es normal que un comprador la invite a salir y cómo se maneja eso. La otra, ya ha corrido tantas veces el camino que se salta lo obvio y recomienda varias tretas, artimañas y soluciones para los galanes. Su fórmula de felicidad, es verse divina, hacerles creer que tienen posibilidad y finalmente darles un felatio inolvidable. ¿Es feliz la chica, se sale con la suya con la frente en alto?

Así hay muchas personas en la vida. No hace falta que estén detrás de una vitrina en una tienda específica. La vida puede ser la mejor vitrina para mostrar lo que uno "vende". Algunas personas se lanzan de cabeza, sacan todos sus mohines, sus sonrisas y batidas de cabello, hablan sexy para ellos y de "amiga-amiga" a ellas porque sienten que son un ejemplo del éxito que las demás mujeres quieren alcanzar; no solo hablando en términos sexuales, sino en general: YO soy el éxito que tu deseas, lo DESEAS y yo lo tengo.

Otras personas prefieren ser más bajo perfil, luchan con sus demonios y su falta de espíritu y se animan soñando cosas, despertando y trabajando cada día, y se encienden a la vida con el cariño que reciben; el cariño que las hace sentirse seguras y protegidas. Estas personas más que demostrar la mercancía, la exhiben a medias y conversan con los clientes para conocer un poco más sus expectativas; dependiendo de eso, muestran más caras, más facetas, más variantes, se entregan, se abren o cierran con cuidado. El mundo interior de ambos casos es interesante, ambas se deprimen y se activan, ambas tienen monstruos debajo de la cama y seguramente ambas anhelan lo mismo: la calidez del ser humano que la abrace y le haga sentir seguridad y la protegida, lo suficiente para seguir dándole la cara al mundo cada día, segura, fuerte independiente, optimista, con un puerto acogedor a donde regresar.

No hay comentarios.: