
Pasamos un gran susto. Nunca nos había ocurrido una emergencia médica así desde que estamos casados. El dolor comenzó luego de casi 2 horas seguidas sentado. Al tratar de levantarse las piernas le fallaron, su cara mostró extrañeza y desagrado al mover las piernas para bajar unas pocas escaleras. Como pudo se aferró a la compostura, nos mantamos en el carro y nos fuimos a casa tan lento como pudimos, esquivando fallas del pavimento, huecos y cualquier clase de montículo que pudiese agitar el carro. "Es muy fuerte en el coxis, qué dolor tan extraño" repetía por intervalos. Mueca de dolor por cara. Yo pensaba que si bien el dolor era fuerte - unos años antes me había pasado igual y al cabo de unas horas, lentas e incómodas, el dolor cedía con movimientos lentos y ungüento bien aplicado- quizá mi esposito exageraba un poco.
Error tremendo.
Después de un rato la molestia se acentuaba. Lo obligué a caminar un poco, a mover la cintura para que distendiera el cuerpo tratando de revertir la tensión que causaba el dolor en la baja espalda. Jesús obediente hizo lo que pudo; intentó sentarse, estiró las piernas, confió en mis sugerencias pero segundos después el dolor agudizaba. Aun así no quería llamar a su hermana (que es médico) y tras una conversación con su mamá (que también es médico) se conformó con tomarse un calmante (a disgusto, después de mucho posponerlo).
En ese punto yo estaba segura de que teníamos que ir al médico pero él no quería convencerse "está bien esposita, me duele pero está bien".
Dejé de creerle en la madrugada cuando trató de pararse para ir al baño. Como hombrecito fuerte trató, trató y pudo con todo el dolor de su alma. Entre dormida y despuerta vi a mi chico tirado en el piso, arrastrándose para levantarse "tranquila esposa está controlado". Él no quería salir de casa, quería esperar el amanecer mientras rogaba que el 2do calmante funcionara.
Con el encendido de la TV (nuestro despertador) solo dije una frase "Vamos a la clínica, sin excusas, sin peros, sin después, nos vamos". Acostado al lado mío mi jesusito solo respondió que sea el médico tal en la clínica tal, respuestas que yo ya había contemplado en mi estrategia de salida de emergencia.
Y nos fuimos.
En la mañana el dolor se agudizó. Gracias a Dios pudo llegar al carro y manejé hasta la clínica. Le prepare un sandwich, un jugo, tomé los papeles del seguro, los tickets médicos, la chequera, la tarjeta con saldo disponible... el sustico no me gustaba nada, nada. Sin importar su movilidad reducida Jesús se permitió hacer de las suyas. No aceptó entrar por emergencias, él debía entrar por sus propios pasos; no aceptó que lo dejara en la puerta de la clínica, él tenía que bajarse del carro conmigo en el estacionamiento en la calle de enfrente y caminar hasta la entrada del recinto; no aceptó sugerencias de quedarse quieto mientras yo buscaba las medicinas que faltaran, él tenía que participar en todo... quizá para drenar sus nervios y temor de que todo fuera peor. Yo ya no tenía paciencia ni buen humor; me parece inaceptable que no permita que se niegue a recibir ayuda cuando la necesita.
Me preocupé mucho.
Juntos llegamos ante la doctora. La cara de alivio apareció por segundos cuando nos dijeron: Ciática. La inflamación del nervio ciático es un trastorno frecuente, nada grave pero sí muuuy doloroso. El tratamiento fundamental es reposo, complejo de vitamina B, analgésicos, relajantes musculares, sentido común... cosa que mi esposito pasaba por alto. Luego de la inyección de complejo B, Jesús se empezó a sentir el rey del mundo. Tan pronto los mega calmantes le permitieron sentarse cómodo en el carro me dijo que se iría al trabajo para dar las clases correspondientes al día, y yo, rabiando por su imprudente terquedad. Me contuve de pelearle; sólo le recomendé que pensara muy bien sus acciones siguientes pues el dolor lo sufriría él, y si atacaba una nueva crisis lamentablemente no podría cargarlo ni ayudarlo de inmediato.
Ya van 4 días del susto. Sigue con las medicinas (fastidiado) y supuestamente bajó el ritmo; la verdad es que el reposo por 3 días ha sido casi todo obviado. Al menos logré retenerlo en casa el primer día.
Hace poco me llamó diciéndome que el dolor se asoma de nuevo, que manejar por más de 15 minutos seguidos le hace daño y que cree que no irá a una reunión con unsoa antiguos amigos del colegio... FINALMENTE parece que entra en razón. La ciática es terrible y con pacientes inquietos como mi esposo es un dolor mayor.