... que aunque cortas e intensas, han sido divinas.
Tenía que tomar vacaciones.Yo era de las que tenía ciclos de gran actividad y de repente, mis pilas agotadas me hacían distraerme de todo, mi rendimiento decaía y me fastidiaba. Entonces me decía que mi tiempo en tal o cual parte/trabajo/lugar/relación/situación había muerto y me iba. Hacía eso siempre pero era un error. La verdad verdadera era simple: necesitaba vacaciones, solo necesitaba vacaciones para alejarme, recargarme y regresar; pero nunca lo entendí así, sino hasta hace un par de años.
Este año tomamos unas vacaciones tipo express en Buenos Aires. Jesús había sido invitado a unas jornadas de reflexion sobre literatura latinoamericana y escritura de género (o algo así) y nos decidimos a explorarlo. Armamos el viaje en 4 días.
El jueves todo era borroso. El viernes conseguimos los pasajes entre apuros y apretones. El lunes rechazaron los papeles de Cadivi. El martes conseguimos el hospedaje a un precio sin igual. El miércoles la oficina fue un estrés. Había mucho que hacer y poco tiempo. El miércoles intercambiamos necesidades con un amigo extranjero: él necesitaba bolívares, nosotros con urgencia dólares. El jueves de madrugada nos buscaría el taxi y sin embargo a las 11 pm del miércoles no tenía nada. Ese día no dormí. Llegué de la cena de la oficina a arreglas mis cosas, guardar, poner, quitar, recordar, mandar por email avisos a mi compañera de trabajo para decirle que tomaría unos días libres, avisos a mis clientes posponiendo las citas de los días por venir. Cerré la laptop a las 2:30 am. Justo a tiempo. Jesús no despertaba con el encendido de la tele, tuve que llamarlo. El taxi llegaba a las 3.
Lo bueno de viajar es llegar a un lugar hermoso que te reciba con los brazos abiertos. Leí en un comentario de una amiga, respecto a sus fotos de Argentina, que "estaba en el lugar perfecto del mundo". Efectivamente fue así. No nos recibió con los brillos dorados, sino con fresca lluvia y refrescante brisa. Amo a esa ciudad. Buenos Aires se quedó tatuada, ya no se olvidan los recuerdos de la niñez, al contrario. Me gustaba de antes con flashes de memoria y momentos simbólicos una huelga, el radiador de la calefacción, los techos infinitos, papelillos volando, el verdor... ahora me gusta palmo a palmo, su cultura, su bit, su ritmo, sus contrastes, su gay open enviroment, su verdor inacabable, es mágica. Como dice Lady Smirnoff es el lugar perfecto del mundo.
1 comentario:
parece que la pasaste bien jajajajajajajaja
saludos y beso!
j.
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