... y una boca armónica pasa por alambres, apretones y en mi caso, algunos dientes menos.
Ya llevo 3 meses de ortodoncia y como les comenté en esa ocasión, mi dentadura si bien parecía muy buena y ordenada, ha mostrado uno que otro detallito que merecía atención antes de lograr esa sonrisa del millón de dólares que tanto quiero.
Mi ortodoncia va marchando muy bien; yo me mentalizo que es un proceso placentero para evitar que me duela cada nuevo ajuste o cambio de ligas. De hecho no he tenido a la fecha malestares mayores, irritaciones en los cachetes o en la lengua, ni las terribles llaguitas que suelen sufrir quienes usan los brakes (a lo sumo he tenido un par, cuando me han dejado algún extremo del arco más largo de lo debido y me molesta al masticar o me pincha la lengua). Sin embargo, me tocó extracción de piezas dentales y eso era inevitable.
El viernes que recién pasó fijé la cita con el dentista. Mi ortodoncista me explicó que eran extracciones simples "los 4 primeros premolares". Había que sacarlos todos para que la dentadura regrese a las proporciones adecuadas y no me vea con trompita en lugar de boquita. Así que arreglé mis asuntos de la oficina y me fui al consultorio.
Llegué segura, molesta por tener que desprenderme de mis dientecitos y resignada (mi otra opción era cirugía y eso a mí no me anima en lo más mínimo). Estando allí sí comencé a asustarme un poquito. El letrero de su puerta decía Cirujía Bucal y Maxilofacial. Yo creía que iba donde un muy buen dentista, pero dentista al fin. Me puse a leer mis revisticas mientras una mamá nerviosa compartía sus impresiones con las otras pacientes, esperando el término de la operación de su niño (¿operación, operación? pensé yo...uhm.. ). La asistente del doctor salió toda vestida de quirófano y le comentó que pasara a acompañar a su niño mientras despertaba de la anestesa, en el cuartico de recuperación. Yo me volví a incomodar. ¿Cuartico de recuperación?... uhm.. ¿será anestesia general?... me preocupé ahora en serio... ¿cómo voy a hacer yo, si me vine manejando sola?
Cuando llega mi turno y empiezan a colocarme las telitas de quirófano tuve que detener el movimiento y caerle a preguntas al doctor. Le expliqué que evidentemente estaba nerviosa, que yo había llegado pensando que sería más simple y ahora veo todo quirúrgico y me preocupa, y bla, bla, bla. El se sonrió, empezó a hablarme con calma, me explicó todo lo que haría, cada uno de los pasos (sin lujo de detalles maravillosamente) y hasta intentó unos cuantos chistes malos que le perdoné porque se notaba que quería relajarme para disminuir mi ansiedad y mi temor.
La odiada inyección no se hizo esperar. Ocho dolorosos pinchazos en total; dos para cada dientecito, súper incómodos en mi paladar. Ocho pinchazos que separan el procedimiento de una carnicería medieval, de una extracción rutinaria con dolor minimizado. ¡Gracias a Dios por la anestesia! Cerré mis ojos y respiré, respiré, respiré y respiré. Algunos monosílabos guturales para indicarle al doctor que hacía mucha presión en mi mandíbula o que quería cerrar la boca unos segundos fueron todo mi aporte. El resto fue su destreza y precisión.
El proceso fue súper veloz. Un EXITO. En 15 minutos (20 si contamos la cháchara inicial) ya tenía 4 dientes menos en mi boca, todo rápido y menos doloroso de lo que pensaba.. de hecho, muy poco dolor, casi nada. Ni siquiera tuve hinchazón, una maravilla... y tan asustada que estaba.
Salí de allí caminandito con mi frente muy en alto, como una mujercita pues. Me percaté del sangrero bordeando el labio inferior cuando pasé frente al espejo del pasillo, rumbo a la recepción. Quería acabar con eso tan rápido como había sido que ni servilletas pedí, pero al verme, adormecida, con gasas ensangrentadas en la boca, y mi evidente cara de susto superado, me relajé y volví a usar el sentido común.
Las siguientes horas fueron largas y fastidiosas. Hielo para estimular la coagulación, acostada en cama, sin hacer esfuerzos, sin masticar, sin poder escupir ni lavarme o enjuagarme durante 24 horas. La dieta líquida me dejó el rostro maravilloso pero el estómago solo clamaba por comida, comida de verdad, no cremitas, yogurt o gelatina. Mis allegados me llamaron loca por haber aceptado sacarme los 4 dientes en una misma sesión pero siendo honesta ¿volvería a someterme a este proceso? no lo hubera hecho, así que lo mejor es UN SOLO DOLOR y listo!
Esos vacíos en la boca producen una sensación muy extraña. Es como demasiado espacio en los lugares equivocados. La lengua se pierde, la mordida se siente incompleta. Un típico gesto mío, que es tomarme la barbilla con los dedos de una mano, se volvió incómodo y algo doloroso. Sentía de pronto latidos lejanos donde debían estar los dientes y una encía ansiosa por regresar a su situación original. Es una distribución inesperada y desagradable en la boca.
Hoy ya estoy fina-fina como decimos por acá. El domingo pude cepillarme completo, hasta enjuague bucal y cero molestia ni ardor ¡que bien se siente la limpieza! Aunque los cuatro huecos que tengo en la boca son HORRIBLES y antiestéticos, el camino luce optimista hacia el futuro.
Esto es un progreso más en la meta de corregir los defectos (que casi todos obviaban al verme, menos yo) de mi dentadura y lograr esa sonrisa armónica y contínua que deseo. Con el favor de Dios, si no existen más detalles novedosos en mi camino ortodoncístico, a finales de 2008 habré logrado la meta.
1 comentario:
Yo me siento muy bien leyendo a cerca de esto porque mi novia tiene ortodoncia pero me da unos besos extraordinarios y mejor cuando la ortodoncia se me queda pegado en los labios eso me pone demasiado caliente.
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