Desde que llegué a mi actual empleo, me he sentido muy feliz de no tener que hacer guardias, ni horas extra ni he tenido que participar en eventos durante las noches o los fines de semana. Esto ha sido así desde que llegué, y salvo 2 ó 3 excepciones me retiro a mi casa a una hora sensata (entre las 5:30 y las 6:30 pm) por regla general.
Lo chimbo es que cuando aparecen proyectos que involucran a más de una empresa y nos toca quedarnos, es literalmente MUDARNOS a la oficina. Ocurrió así esta semana, incluyendo el Fin de semana COMPLETO. Por suerte tengo acá el cepillo de dientes y un sueter extra, porque de lo contrario tendría problemas, jaja.
En serio, nos ha tocado trabajo parejo. Mis jefes y yo entre atender las especificaciones de este proyecto, así como las habituales de nuestras actividades hemos estado saliendo tarde de la oficina progresivamente, hasta que el jueves se intensificó la permanencia: pasamos de salir a las 6:30 a las 8:00, a las 9:15 y ayer sábado nos despedimos de la oficina a las 9:45 pm. Hoy empezamos a trabajar a las 10 am aprox. y no hemos parado ni para almorzar; de hecho, estamos esperando que el delivery-guy de las pizzas haga su entrada triunfal porque estoy lo que se dice HAMBRIENTA.
Creo que luego de esta tanda, tendré que reconsiderar un poco más los tiempos de calidad, descanso y relax con mi familia, mi esposito y demás.
Lo único realmente gris en esta jornada es que afuera hace un sol radiante, anoche hubo eclipse de luna, y en ambos casos me los perdí. De paso, acá hace mucho frío y mi gripe -contenida a fuerza de pastillas- está decidida a revelarse con furia, aupada por el gélido ambiente donde ando trabajando.
.... y aun no terminamos por hoy.
2 comentarios:
Que lastima, pero bueno ya vendrán las recompensas lo importante es que te gusta y lo estas disfrutando, malo es cuando no sientes ningún filip, un besito para ti
Lindisima es cierto eso que dices. Se pasa el tiempo más rápido y pesa menos las responsabilidad cuando es algo que a una le gusta.
Un abrazo!
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