Intermitencias: a veces sí, a veces

... no puedo teclear lo que me pasa por escases de tiempo o exceso de carga.

Desde que en la oficina se apretó el botón de la navegación racional (por no decir restringida) se me ha hecho cada vez más dificil publicar. En casa Jesús monopoliza la PC y me aburre mucho tener que cargar la laptop del trabajo para atender cosas personales. El caso es que se me escapan los días y no he podido compartir muchas novedades que han pasado.

Quiero comentar sobre El Método Grönholm; una tarde de Ballet Contemporáneo de Caracas con Tres Amores, 4 Temperamentos y Escenas de Familia; el insípido final de O.C.; un rico pulpo a la gallega que acabo de hacer; y sobre todo del almuerzo gourmet que le preparé ayer a mi esposito: de entrada Laulau ahumado au papillon con ensalada rayada y de principal risotto 3 quesos. Lo haré de a poco. Por ahora les dejo como la imagen de una de las tantas ardillas que habitan en el patio de mi casa.

Estas locas son una glotonas. No se sacian de comer lo que les colocan los dueños de la casa. No. Ellas medio vándalas son. Yo no puedo comprar frutas y dejarlas cerca de la ventana para que maduren. La vez pasada compré 3 nectarinas y de una noche para una mañana se las habían robado. Se llevaron la más grande, me dejaron el recuerdo de una nectarina a medio comer y por suerte la tercena no la vieron porque sino, no hubiera podido desayunarme la fruta.

Bueno, estas chiquillas se emocionan mucho cuando la mata de mango donde viven empieza a cargar, como ahora. Los incipientes manguitos están colgando y ellas están tragando, jeje; es un poema verlas agarrar el mango entre sus dos patas delanteras, llevárselo a la boca y empezar a pelarlo con esmero. Una tarde estresante se convierte en un oasis cuando me asomo a la ventana y la veo allí, en la rama, tranquilaza ella, devorando el manguito velozmente.