Qué gratificante participar en lo que a uno le gusta, en un ambiente sin violencia y lleno de optimismo solidaridad y buena vibra, haber ido a la concentración de hoy fue recalcar una vez más que uno está defendiendo sus derechos, no estamos eligiendo a un presidente (¡ojalá y fuera así!). Estar rodeada de tanta gente alegre, dinámica, entuciasmada, que buscan unidad y reconcialiación es excelente para el espíritu. Volver a sentir en cada poro que muuuuchísimas personas al igual que una, están fastidiados de la bota militar encima de cada ser, aplastando cada vez más a los que nos negamos a lavarnos el cerebro y quienes jamás aceptaremos ser borregos sin cerebro, es llenarse ánimo y de energía porque realmente podemos lograr que las cosas cambien sin tener que conformarnos ni tener que vivir con la violencia.
La marcha estuvo muy nutrida, recorrí toda la Avenida Bolívar de punta a punta. Es cierto que se podía caminar porque había zonas con pocas personas y es innegable que en cantidad de ocasiones la marcha se detenía porque literalmente no cabía nadie más, nadie entraba, la masa de gente formaba un bloque sólido y había que esperar alguna pausa para lograr movilizarnos. Mucha gente, muucha gente, la cantidad de personas iban y venían. Vi muchos empleados que no pudieron unirse a la marcha desde temprano y salían de sus oficinas escapados o no, a participar y caminar al menos unas cuadras; ví a grupos de señoras mayores, armadas con banderas y pancartas caminando juntas; vi a profesores y alumnos de bachillerato allí presentes y también a los motorizados en favor del NO apoyando todos a los estudiantes y expresando una vez más su opinión y su legítimo derecho a discernir.
Me fuí después de que se cantó el Himno Nacional y se nos dijo "Vayan a casa, que hay que descansar" pero las personas no se iban, nadie se movia quería permanecer en la avenida y nuevamente en la tarima les recordaban que debíamos irnos a descansar porque el domingo la jornada será larga.
Nuevamente me sentí a gusto. Había dejado de mercar con la convicción y la fuerza de antes. Mi voto siempre fue y será el arma que prefiero porque es lo que decide, sin embargo, en los tiempos que corren hay que expresarse, manifestar, hay que salir, no seguir callado: el que calla otorga y no quiero otorgarle mi futuro a ese señor que de casualidad sabe repetir su nombre y dividir, derrochar, engañar, engañar y enemistar. Hay que salir a la calle y plantarse. Marchar es un deber para todos los que deseamos volver a vivir en armonía, sin división y sin bota horrorosa.
Ahora el domingo 2 de diciembre TODOS a ¡¡¡VOTAR!!! y a votar ¡NOO!
1 comentario:
Te comprendo al 100%, pues estuve allí... lástima que no se me ocurrió llamarte para vernos en esa increíble muestra de solidaridad y libertad!
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