Mi reino por HERBALIFE: o cómo creo que caí en la secta

Creo que todos hemos pasado alguna vez por la curiosa búsqueda de la independencia económica, del negocio maravilloso y del trabajo sin jefe. También pasé por eso y me divertí mientras duró la búsqueda del negocio ideal: mucha plata legal, con poco rollo. Ahora bien, no me casé con ninguna de estas formas alternativas y milagrosas de hacer dinero que aparecieron en mi horizonte. ¿A qué me refiero? a las ventas por catálogo, a las ventas multinivel, a las ventas por equipos de distribuidores que no son pirámides pero sí trapezoides, etc. A las ventas de Avon, Amway y claro está el papá de los helados Herbalife.

En mi camino no estuve sola. De adolescente mi hermano emprendedor se juntó con sus amigos, invirtieron en sus kits de productos y se aventuraron a ser magnates de Herbalife. Su emoción y entusiasmo inicial sirvieron para promover los productos entre sus amigos del gimnasio, del parque, de la cuadra; algunos incluso vendieron productos y por su puesto compraron más paquetitos de pastillas, de té, de merengadas. Nosotros lo apoyamos.

Nuestro trabajo de hermanas fue bueno: yo le conversaba a conocidos de manera informal, como quien-no-quiere-la-cosa; mi hermana usaba la chapa Pierda peso, pregúnteme como en su gorra deportiva y a veces le preguntaban algo; él mismo se colgaba la chapa en el morral del liceo, esa chapa que tenía un alien que resaltaba la maravilla de ser parte de Herbalife.

En familia fuimos juntos a su primera reunión importante. Se realizó en el salón Plaza Real del Hotel Eurobuilding y la sala estaba a reventar. EL GENTIIIO, a mi me impresionó mucho. La gente cantaba, coreaba, aplaudía y celebraba en pleno paroxismo fanático la vida maravillosa que esta empresa les prodigaba, en forma de salud, bienestar y sobre todo ingresos acordes a su esfuerzo, por lo que la oferta era magnífica: Herbalife ES el summun del mundo maravilloso, vida plena e independencia económica. Todo estaba en la punta de nuestros dedos, todo estaba a la distancia de una conversación que desembocara en la venta de "salud" batida y lista para tomar.

... Pero nosotros somos mala presa. Mi hermano se desinfló. El entusiasmo no fue suficiente. La energía que nos regó cada charlista maravilloso durante la reunión, no alcanzó. Incluso la posibilidad de irnos a las MEJORES vacaciones de nuestra vida, la posibilidad de ingresar al Club de los maravillosos Ejecutivos 20K, la posibilidad de tener la seguridad económica de por vida con solo 20 años, fue poco. El kit pasó a la esquina del escritorio; progresivamente el polvo y los libros ocuparon ese puesto mientras el kit y lo que aún quedaba dentro de él, se arrinconó a la pata de la mesa, detrás de las pelotas de basket y junto al cesto de basura del cuarto.

Yo por esos días me agarré los sobres de merengadas y disfruté unos cuantos termos sabor a vainilla, que me merendaba para "mantener mi peso saludable" mientras hacía receso entre una clase y otra de la universidad; espera que acompañaba con los correspondientes platanitos o palitos de chocolate. Mis amigas siempre pensaban que estaba buscando adelgazar... pero ni modo, solo quería subir de peso 1 kilito por el amor del dios Herbalisense, y no pasó nada.

Mi hermano botó la mitad del pote de merengada que se había apelmazado de una forma escultural y depositó el resto de las pastillas que aun quedaban en el bajante de basura. Los restos del kit fueron sacados del closet, desempolvados y revisados. Papeles, papeles, papeles, con ideas para lograr que las personas obtuviesen respuestas a sus inquietudes; chapas, frascos de pastillas marmoleadas con olor a demonio mezclado con aminoácidos... listas de nombres, la franela.... Todo el mundo maravilloso que descansaba allí seguía como adornito de una cápsula del tiempo. Y como tal acabó en la papelera.

¿Qué pasó? ¿En qué fallamos? ¿Acaso nos faltó fe? Tantas personas felices, reunidas, dichosas, plenas de saluds y bienestar ¿acaso me cerré al éxito, a la salud, a la vida plena? ¿Será acaso que dejé que las noticias de investigaciones relacionadas con la verdadera función de los productos, donde se desmitificaban sus dones maravillosos, quizá esas informaciones torcieron el entusiasmo de mi hermano, y minaron nuestra credibilidad?

Mañana sigo. Por ahora necesito más guaraná para mantener mis ideas en calma activa.