Esa es la que hago yo en mi casa. Siempre he creido que algunas personas tienen un don especial para las matitas, son esas personas sensibles que les hablan, les cantan, las entienden y como resultado las matitas les regalan flores maravillosas, abundante follaje y centímetros de crecimiento saludable. Yo no soy de esas personas.
Tampoco soy tooodo lo contrario, pero me acerco lastimosamente a ese lado de la ecuación.
Desde que empecé a vivir entre independiente y casada, fuera de la casa de mi mamá, he intentando atender a las plantitas para embellecer la vivienda. Me sentía muy complacida con el crecimiento de un jade que rescaté arrumado en un envase, todo débil y escaso. Lo cuidé, lo transplanté a una maceta más grande, le apliqué abono y vitaminas líquidas y zas! el jadecito pasó a ser una mata respetable.... o al menos eso me pareció a mi.
Le dejé a mi hermana mayor el cuidado del jade cuando me mudé, y unos meses después cuando pasé a visitarla SORPRESA el jade era el triple de lo que yo recordaba: más frondoso, más grande, HIPER verde... en fin... no me desanimé y seguí pensando que era coincidencia.
Con el tiempo me he visto golpeada por la realidad. Es que no tengo mano para la flora. Soy de las que mantiene a las plantas vivas, allí van, existen se mantienen, crecen alguito, pero que no se me ocurra meterles mano: tocarlas, hablarles, amarrarlas "para que no se quiebren por la carga de tomates que seguro ya viene", nada de eso. Para mi tocarlas es casi casi matarlas.
He tratado de hacerle la vida más segura y cómoda a 3 plantas de tomates y de ellas: 1 murió a los días; las más grande y ramificada se secó casi completamente y a la otra pues se le secaron las ramas y quedó flaca flaca. Un helecho que mi mamá me encomendó recuperar logró sobrevivir conmigo, al igual que una enredadera que ubiqué en la entrada de la casa. El helecho sin emabargo, al compararlo con uno nuevo que mi mamá me trajo en diciembre solo reflejaba una cosa: sobrevive porque su empeño de vivir es mayor. La enredadera sí se mantiene verde y bonita, pero prefiero no pasar por viveros a ver los que exhiben allí so pena de evidencias nuevamente mi mala mano.
Yo a pesar de todo, no pierdo las esperanzas. Algo lograré. Los tomates retoñaron. Se secaron algunas hojas pero está allí vivito y coleando, haciendose grande. Los helechos los transplanté al jardín donde espero que se adapten bien y vivan su vida. Sol queda en la mira una matita de agua que de palo con 2 hojas ha pasado a ser palo con muuchas hojas verdes y siempre retoña. Veremos qué pasa. Ya les contaré si la muerte cambia de casa, si mejoro la técnica o qué se yo.
3 comentarios:
Ay amiga como sabes sufro de la misma "maldición"... ellas están allí porque su espíritu es mayor a cualquier cosa...
Tengo una matita de Navidad que retoña cuando le viene en gana, me pega sustos pero siempre tiene aunque sea una hojita para llenarme de esperanzas...
Estoy haciendo una prueba de fuego, tengo un helecho que parece que no se ha sumado en el complot o es rebelde, pero el hecho es que está creciendo de manera loca (quizás es lo normal pero al compararla con las otras...), a esa no le hablo... ¿será eso? :( (lágrimas brotando por mis ojos)
lo que pasa a veces es que no conocemos las condiciones en que las matas deben vivir porque hasta el tipo que no las vende las desconoce y las inventa, asi que a veces no es la mano, sinó que la planta en cuestión no recibe los adecuados cuidados...
Tanto hablar para disimular y no decirte que tienes una manoo terrible ahjajajajaj
Saludos Martis y gracias por visitarme
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