Y nos fuimos de viaje. La idea era pasar unos días tranquilos y relajados en otro país, disfrutando del paisaje, conociendo lugares y gente nueva. La agencia había hecho su trabajo y esa mañana estábamos todos listos en la fila de chequeo para pasar a la sala de espera previa al vuelo. Allí empezó la faena de las Vacaciones de Locura.
Faltaban papeles. Se supone que cuando un menor de edad viaja, su representante legal debe presentar documentos que avalen este asunto, partida de nacimiento, autorización de los padres, permiso de viaje, patria potestad, etc. lo que sea que la ley exija en esos momentos... y la ley hizo sus exigencias -nada fuera de este mundo- que no pudieron responder.
Caracas, diciembre 29, 10:30 am y el vuelo sale a las 12:15 m. Estoy en el aeropuerto, trocha de por medio, los papeles están en el sobre correspondiente dentro del portafolio, arriba de la biblioteca en el cuarto de mi apartamento. ¿Qué hacer? llamadas más llamadas a menos a los ángeles de la guardia habituales, no queda más que subir a la ciudad, llegar a la vivienda, buscar los papeles y hacer el camino de regreso ANTES de las 12.... tarea contra reloj y casi imposible en esta ciudad; pero el mototaxi fitipaldi me hizo la "carrerita" súper veloz.
Lamentablemente, el vuelo fue puntual -¿ironías, no?- así que perdimos el viaje.
Respiro profundo, las malas caras emergen, la rabieta y el hambre atacan a los viajeros. ¡¡¡ANIMO!!! están empezando las vacaciones familiares, aún se puede salvar el día. Me trago la histeria que cargo, me trago las lágrimas de impotencia, apelo al celular. Llamadas a la agencia, llamadas a los hoteles, check here, check there, zas! listo. Confirmado el viaje… ¡de una persona!.... pero somos 3 los viajantes; mala pata. No entramos en el vuelo de las 10 am, quizá entremos en el de las 12:00m y … entramos allí. YA vamos en camino
El viaje a America Central incluía hacer escala en Colombia así que nos fuimos en el vuelo contentos y esperando que las conexiones funcionaran...NEGATIVO. No conseguimos conexión. Nos toca conocer Bogotá por una noche con la esperanza de salir a primera hora para nuestro destino. Buscamos hotel, rezamos al cielo, cenamos y madrugamos en el aeropuerto... para encontrar vuelo ¡a las 3 pm! porque la agencia solo volvió a confirmar a una sola persona de los tres que viajamos. La reserva del hotel de destino se perdió; la agencia no avisó a tiempo el re-schedule por lo que tendremos que empezar hoy 30 a buscar donde quedarnos una vez que lleguemos. Respira, respira, piensa en la llama violeta, respira y tápate los oídos porque las rabietas ya son fuertes.
Finalmente nos montamos, viajamos y nos tranquilizamos. Quizá prolonguemos la estadía un par de días más; quizá al llegar todo sea tan súper que nos olvidemos de las multas por cambio de día y hora de vuelo, el costo de la noche de hotel en Bogotá, el peso del cansancio de los 2 días seguidos de madrugonazo, quizá sea el mejor fin de año que pasemos.
...Pero no es así.
La cuidad es amistosa, linda y tranquila; en EXCESO. No hay planes para fiesta de fin de año. No es como Venezuela; aquí no hay bulla, ni alboroto, ni parrandas en hoteles ni fiestas en la calle. NADA. Conseguimos que una agente de peaje nos indique un lugar donde la gente se reúne para lanzar fuegos artificiales durante Noche Vieja, y para allá nos vamos. Gracias a Dios pudimos alquilar el carro. La tarjeta de crédito mía es rechazada para montos altos, así que mi mamá -la invitada principal en estas vacaciones/odisea- ha tenido que cubrir los gastos importantes como hotel, carro, parte de la multa de la aerolínea.
La pirotecnia creo que fue el mejor momento. Durante 1 hora nos olvidamos del atore, del stress, de los cambios y los reveces y nos perdimos en un cielo iluminado con brillantes rojos, amarillos y destellos morados. Fue genial. Al día siguiente con suerte conseguimos turistear un poco, el calor y el trasnocho parecen que quieren pasar factura; aun así, guapeamos y buscamos disfrutar algo (nota mental: la mitad de la ciudad está cerrada por las fiestas).
Así que llega el día del regreso. Nos venimos. Hacemos maletas, reconfirmamos y nos vamos al aeropuerto felices y confiados, pues el regreso se mantuvo tal como se planificó desde noviembre. Preferimos regresarnos el mismo 3 de enero, hacer escala de 4 horas en Bogotá y seguir a Caracas esa noche, todo lo mantuvimos igual... pero de nuevo hubo "ajustes que hacer". Pienso que el destino quería obligarnos a conocer Bogotá y nosotros nos empecinábamos en llegar según lo planeado a nuestros destinos finales. No lo sé.
Esta vez la aerolínea SOBREVENDIÓ el vuelo. EL terminal es un caos, todo revuelto, las personas del counter no saben qué nueva excusa decir más que "lo sentimos, no hay cupo"..."PERO SI ESTABAMOS REQUETE CHEQUEADOS, LA VUELTA NO SE ALTERÓ"... "Lo siento señora, pero el vuelo fue sobrevendido así que no pueden irse ahora".
¿¡Y como para cuando lo dejamos?!
La pregunta del millón de dólares.
Chequea acá, chequea allá, descorazonamiento mediante, rabietas (a mil por minuto), fastidio, cansancio, maletas y equipaje de mano... nada podía ser chequeado, solo un pasaje: una vez más solo se ha confirmado el viaje completo de 1 sola persona, que no es ni mi mamá ni mi sobrino... así que tendremos que quedarnos en Bogotá, madrugar al día siguiente en el aeropuerto y rogar que nos vayamos juntos en el vuelo de las 8:00 am como nos ha avisado la señorita del counter...
Bogotá, jueves 3 de enero, 7:00 am. Ahora sí. Finalmente podemos concluir el viaje y llegar a Caracas a media mañana.....Eeeeehh No, NO CREO. Hubo un pequeño "ajuste": nos confirmaron a los 3 viajantes (eso es bueno), saldremos en el vuelo de las 8:00 am (eso está mejor aún), iremos directo a Venezuela (exactamente lo que deseamos) pero NO iremos a Caracas sino a VALENCIA. ¿¡Regresamos vía Valencia?! C$&%!o, hijuep$%&$•a!
... Bueno, todo sea por volver al país del que parece, los astros no querían dejarnos ir. Ya llegamos a Valencia a bordo de un maravilloso vuelo puntual, pasamos aduana sin problemas todo apunta a que finalmente podremos estar en casita antes de las 5 de la tarde de este mismo día.
Balance del Fin de Año: Para un viaje inicial de 5 días, invertimos 2 días de ida + 2* días de vuelta = 2 días de "vacaciones"... (*se sumó un día obligado de regreso).
Si fuera supersticiosa pensaría que este es solo el comienzo de un año agitado, de grandes retos y problemas en el camino, que se resuelven con paciencia, trabajo y salivita... seré optimista, creo que después de unas vacaciones así, YA NADA MÁS PUEDE VOLVER A SALIR MAL!!!
A pesar del comienzo, que asusta: ¡Feliz 2007 para todos!
5 comentarios:
Ups!!
Miremos el lado positivo... mmmmmmm... eteeee... ya va... hmmmm, conocieron un aeropuerto nuevo?
¡Qué impresionante! casi pensaría que Dios estaba evitando que se montaran en un avión que se iba a caer o algo así, o que estaba evitando que se subieran a un taxi X día a X hora que se iba a desbarrancar... en fin...
¿Te puedo recomendar mi agencia de viajes? es fenomenal, de veras.
Slds
Niñas, la cosa fue de locura, sin duda alguna. Yo también creería que por alguna causa Dios no quería que viajaran en tal o cual línea, a tal o cual hora... por suerte ya están acá, sanitas, tranquilas y con mucho que reir luego de este turismo extremo de aventura. Lo más loco: la mayoria de las compras tuvieron que hacerlas en el aeropuerto y ¡en la tienda del avion, durante el vuelo! porque una vez en Panamá de las contadas tiendas abiertas, la mitad solo vendía al por mayor, por docena o por bultos. ¿Qué tal?Vacaciones 100% inolvidables, sin duda.
Besitos!
¡Qué gran cagada! pero bueno, eso es una garantía -casi segura- de que el próximo viaje va a estar mucho mejor, por el simple hecho de que el precedende es demasiado malo, ¿no?
Slds
Buen trabajando usurpando la voz de tu hermana
jajajajajajajaja
ya vendrán viajes mejors y, sobre todo, mejor organizados
¡salud!
j.
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