Sábado 23. Fuimos a hacer entregar un donativo en un ancianato. En la entrada, un mendigo sentado sobre una bicicleta estacionaria en pose de catálogo deportivo. Jesús se adentra en el recinto, yo espero su regreso mientras busco una bolsa en la maleta del carro.
- "¿La ayudo?" con mirada de reojo y manteniendo la pose de catálogo deportivo.
- "Bueno, gracias". Respondo con vacilación.
Extiende sus brazos y muestra sus manos abiertas. Le entrego las bolsas con lentitud y repito "Son para los viejitos, para el ancianato", mientras señalo con la cara y el movimiento de los brazos.
La cara del mendigo no me daba certeza de si se las quedaría o las entregaría. Yo le dí 3 bolsas.
Justo en ese momento un señor mayor, blanco, aseado, con voz decidida y apretón fuerte interrumpe. ¿De donde salió?
- "Démelas a mí". Regaña al mendigo mientras casi me arranca las bolsas de las manos.
- "Gracias. Son para el ancianato, para allá, para los viejitos". Respondo con más confusión y algo de recelo.
El mendigo ya se está acercando a la entrada del edificio. Yo de nuevo "Son para allá, para los viejitos".
- "Sí, démelas a mí".
Los segundos siguientes hicieron crecer mi recelo respecto al señor. "Gracias señor. Está bien, allí viene mi esposo, éstas (bolsas) las lleva él."
- "Démelas a mí". Me las arranca, casi las saca él mismo del carro.
- "Gracias, ese es mi esposo, él las lleva"..... "Amor"... mi cara de solicitud de ayuda silenciosa, el gesto del brazo extendido en su dirección quizá fueron un poema. No lo sé.
Jesús llega al carro. El mendigo se acerca detrás de él. A la maleta ya no le queda nada y mis ojos preocupados siguen al señor que se pierde en la entrada del ancianato. Me sentí aliviada. Fin de la tarea. Donación entregada. Cierro la maleta y camino hacia adelante del carro buscando la puerta para abrir e irnos.
- "¿Y no tiene un aguinaldito para mi?".
El mendigo relajado, recostado de la bicicleta estacionaria, manos agarradas, pose despreocupada y amistosa.
Me volteo y le entrego el primer billete que saco de mi bolsillo. "Tenga señor, gracias". Sonrisa y gesto amigo.
Jesús enciende el carro. Al inclinarme para entrar al carro veo un mini panetóncito que estaba destinado a la merienda de mi esposo. "¿Te importa amor?"... Se encoje de hombros, "No para nada".
Mi ayudante inesperado sigue relajado recostado de la bicicleta. Está en su mundo. "Tenga señor; aquí tiene, una tortica, un panetoncito para usted. Espero le guste". Me acerqué a él para entregárselo. mi brazo no estaba 100% extendido, lejano.
La sonrisa más linda que he visto en días. "¿Me toca a mí?". Tomó el panetoncito con rapidez pero no me lo arrebató. Se le iluminó el rostro. Lo tomó de mi mano cuando se lo ofrecí. Y fueron los 5 segundos más lindos de ese día... y de varias semanas. De hecho me mostró el Espíritu de la Navidad que no se siente en las calles estos días.
- "Qué tenga muchas bendiciones. Que las cosas buenas le lleguen a usted y su familia, que todo lo bueno...... no recuerdo que más dijo. Me quedé en su sonrisa, sin dientes, sucia, sincera, transparente. Me quedé en su gesto corporal: se enderezó, muy recto como militar, colocó los brazos a lo largo del cuerpo, elevó la cara, habló fuerte y claro, recitó convencido las frases de agradecimiento que le pasaron por la mente. Me quedé en eso. Me quedé pensando que el señor aseado, serio, bien hablado me causó desconfianza, me confundió e hizo pensar que se robaría las bolsas en una de velocidad. Me quedé sorprendida de la humildad del mendigo, de su cercanía y de esos segundos de resplandor de su cara.
Nos fuimos.
Quizá volvió a su pose de escultura de museo, sentado cabalgando el mundo en una poderosa bicicleta estacionaria. Quizá se fue con su música a otra parte. De regreso no lo vi. A ninguno de ellos. La lluvia bañaba el panorama. El regalo inmediato a un regalito entregado. La mega sonrisa. Me sentí demasiado bien. Momentos así no tienen precio.
5 comentarios:
Bonita historia...esos momentos valen oro.
Martis quiero desearte felices fiestas, y un año nuevo lleno de salud y prosperidad...
Gracias por estar pasando por mi manicomio
un abrazo
Más allá de velas, listas de deseos que se queman, centros comerciales desbordantes y niños jugando el 25 de diciembre con sus juguetes nuevos, éste es el verdadero espíritu de la Navidad...
¡Salud y feliz Navidad!
Totalmente de acuerdo contigo Loquito. Gracias por haberme invitado a conocer tu manicomio, me rio mucho con tus cuentos. Espero que tengas una Navidad muy Feliz, y que el año próximo se luzca con ustedes llenándolos de cosas buenas, salud, éxito, prosperidad y mucha alegría.
Besos!
Que historia Tan bella, me encanta saber que en el alma de los "hombres"(incluyo a las mujeres tambien) existe buena voluntad.
Martis Gracias por compartirla con nosotros, esas cosas nos hacen ver que no debemos perder la fe ni la caridad, que todos los seres humanos llevamos dentro.
Feliz Navidad y Que tengas un gran años nuevo
Pelirroja gracias por tu comentario. Eres muy dulce. Te deseo lo mejor del mundo para el 2007, sigue así, tan pelirroja y pa´lante, muchas cosas buenas están por venir.
Slaudos!!
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