lunes, diciembre 4

Después de las elecciones venezolanas: un buen ejemplo

Una amiga me mandó esto. Sobran las palabras. Es un buen ejemplo de lo que nos toca. Yo siempre he creido que la vida se mueve por ciclos de 7 años, bambú o no de por medio, estamos viviendo el fin de una época y el nacimiento de otra. POR AHORA parece que perdimos; POR AHORA, pero el tiempo de Dios es perfecto.
Enjoy.


El Bambú Japonés

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.
También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: "¡Crece, maldita seas!"
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de solo seis semanas la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No. La verdad es que se tomo siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo.
Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.
Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.
De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creeremos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, si está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando este al fin se materialice.
El triunfo no es mas que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.

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Enviado a Natalia, por Andone Irazu.
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Gracias Nata por este cuento. Como te dije: las palabras de Rosales son el POR AHORA que se cristalizará en el corto plazo. Este bambú está cercano a su madurez.

4 comentarios:

Joa dijo...

Muy bueno, gracias por compartirlo...

Wari dijo...

Se me levantó un poco el ánimo.
Gracias!! :)

Jesús Nieves Montero dijo...

Es la adversidad la que forja el carácter y la paciencia buena consejera...

Salud por lo buenos tiempos que se avecinan!

j.

martis dijo...

Joa, Wari ANIMO, ANIMO. Yo me sentí muy mal, aun me queda guayabo, pero ahora es cuando queda vida en este país así que hay que ponernos los zapatos y seguir. Rosales ya lo dijo, esto fue POR AHORA.
Gracias por visitarme y por sus comentarios. Regresen cuando quieran.
Saludos.