Entre ayery hoy he visto en prensa par de propagandas políticas sorprendentes, originales e inusuales para una campaña electoral, cuyo eje temático es EL AMOOOOOR. Sin ánimos de tomar partido de uno u otro bando, sí puedo decir que la cosa es más que creativa risible y a ratos patética.
Vamos a ponerlo en otro terreno. Suponiendo que estamos hablando de Pedro Pérez y Manuelita Camacho. Un par de enamorados que están psando por una de esas encrucijadas típicas de los largos romances que deben ir "en serio pues". Tenemos en una esquina al galán, quien le pide disculpas y le implora más tiempo a su amanda para darle el sí, para enseriarse, para tomar la vida por los cachos y echar pa´lante, ya sin más dilación que la acción misma.
Mientras, en la otra esquina Manuelita parece ya haber alcanzado ese punto cuando la barrera de los 30 le dice a las mujeres que se dejen de tonterías sensibleras y se fijen en su propia vida, esa vida que suele estar subordinada a lo que diga el Romeo de turno, al hombre que le marca el paso. Manuelita está sientiendo que tanto a su reloj biológico como mental y sentimental le revientan las alarmas de tanto gritarle que el amor romántico, ese de quinceañeros se consumió hace unos años y ella ni lo notó por la inercia. Entonces ahora ¿qué camino queda?
La campaña parte del amor y termina en desengaño. La carta roja dice que el amor es el motor de todos sus pasos, de sus acciones, de sus sueños y porvenires, y que ese amor es taaaan largo que no puede limitarse a unos años acabados, sino que hace falta un poco más, unos añitos más, más tiempo, algo así como 10 ó 20 más, que seguro que el llega al destino que nos pintó cuando nos empatamos.
La respuesta, igual de creativa pero esta vez sin caras melancónicas ni miradas entre implorantes, sumisas y anhelantes, es suave, directa y poética. Te quiero, fuimos un proceso que trató de vivir y no pudimos, ya me cansé, se vaciaron todos los granitos de arena de mi reloj y es hora de que me abra a nuevos horizontes y busque a otro que me quiera como yo merezco, que me respete por lo que soy y cuyas palabras se limiten a respaldar las acciones concretas que desde hace varios años espero de tì.
Estamos en una de despecho. Amar duele, Cupido no mide a quien le manda las flechas solo se contenta con acertarlas en un objetivo. Cómo vayan las cosas es tarea de los "afectados" y como toda mujer hecha y derecha de estos tiempos modernos que corren, el amor se siembra, se cuida, crece o se consume. El amor se acaba. A estas misivas yo solo le pongo una tonadita de fondo muy al estilo de la Jurado y hacemos punto final en esta novela rosa:
Pedro
Se nos rompió el amor de tanto usarrrrrlo!
Manuelita
(P.d: libre de tí, oh sí estoy libre de tí... hoy me siento ilusionada, tus mentiras no valen nada, estoy libre de tí!!!)
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