Esto de mantener la casa es algo más agobiante de lo que hubiera pensado. Bueno quizá exagero un poco pero el asunto en cuestión es que uno debe estar pendiente de toda la lista de talles que normalmente obviaría viviendo en casa de sus padres, por ejemplo.
Más allá de las cuentas por pagar o de las compras diarias, semanales y mensuales que se deben hacer, está el tema del mantenimiento. Trabajos a veces tipo especiales, a veces tipo emergencia y generalmente tipo rutina. Yo estoy en una de especial-emergencia-rutina que no me lo creo.
Se quemó la bombilla de la lámpara de la entrada, esa del porchecito, y Jesús fue responsablemente a la tienda, compró un par y trató de cambiarla. Resulta que en efecto el bombillo está quemado pero la lámpara no prende. Probamos el bombillo en otra lámpara y maravillosa alumbró todo. Conclusión: luego de enroscar, mover, apretar, aflojar y nada, la tarea es de electricista así que debe venir alguien a arreglar eso.
De paso, cuando venga el electricista, sería bueno que revisara la hornilla derecha de la cocina, esa que hace como 6 meses se jubiló sin aviso y nos dejó entendiendo. Forzando un poco la suerte, podría incluso decirle que revisara la secadora que prende por intervalos de 5 minutos pero nunca se sabe cuando empieza el próximo intervalo... aunque, bueno la secadora puede esperar unos meses más.
Mejor usamos ese dinero de la reparación para pagarle al plomero para que verifique si es el codo o la empacadura lo que está goteando debajo del lavaplatos y que ya me tiene los nervios de punta. La regadera la arreglé yo misma -solo era cosa de cambiar la pieza- y de eso ya ni me preocupo.
Mientras espero cuadrar agendas, validar si la señora que limpia puede estar pendiente del trabajador de turno sin descuidarme las labores de la casa (limpiar, limpiar, arreglar y a veces planchar), asegurar que el tipo venga el día y hora esperado (rogándole a tooodos los santos y personas que me los recomiendan) saco cuentas de lo que podrían costarme esas reparaciones rutinarias de la casa. Y si le sumamos que me gustaría pintar la pared del porchecito de colo ocre.. la cuenta aumenta.
(Mejor tomo un libro de la biblioteca y me relajo antes de que me deprima de nuevo.)
Eeeh..La biblioteca... vaya! ese es otro asunto. Todavía tengo pilas de libros arrumados unos encima de otros porque son insuficientes los estantes, módulos y bibliotecas que tenemos en casa. De hecho, la mejor solución es colocar estanterías en la pared; usar ese espacio aéreo para olvidarme de los libros apilados desde hace meses, que nos traen de cabeza y colapsan mi visual del pasillo. Realmente se me complica el panorama.
Más que las reparaciones la clave es el quién las haga. El trabajador ideal sería uno de confianza, que pudiese incluso quedarse medio solo algunas horas. Que trabajara sin mayores desórdenes y rápido. Sería muy conveniente que supiera hacer más de una labor cosa de no tener a tanto extraño dentro de la casa y ¡ni hablar de que pudiera darme un estimado de sus honorarios antes de que empezara la faena! Así podría prepararme;.. pero en fin! me quedaría tranquila al menos solucionando el asunto de la gotera o de la luz. Los libros me aturden la vista pero pueden esperar hasta la próxima quincena... creo.
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